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|Descargar|septiembre 17th, 2025|

En un sector donde el riesgo se mide al milímetro y el margen de error no tiene cabida, la automatización ya no es una mejora: es una necesidad. Las aseguradoras se enfrentan a un entorno cada vez más exigente. Clientes que quieren inmediatez, regulaciones que cambian sin previo aviso, flujos financieros complejos, y un ecosistema documental que parece no tener fin. En medio de este contexto, la automatización inteligente surge como una respuesta contundente, precisa y, sobre todo, realista.

Esta evolución no se limita a incorporar robots que imiten tareas humanas. Hablamos de automatización inteligente, una combinación poderosa entre RPA (Robotic Process Automation) e inteligencia artificial que redefine cómo las aseguradoras gestionan sus procesos y se relacionan con sus clientes.

Una nueva forma de entender los procesos aseguradores

Lo primero que cambia es la relación con el tiempo. Procesos que antes requerían horas o días —por su carácter manual, repetitivo y fragmentado— ahora se ejecutan en segundos y con trazabilidad total. La tecnología permite que los sistemas trabajen de forma continua, sin interrupciones ni errores, replicando la lógica del negocio e interactuando con múltiples sistemas heredados sin necesidad de sustituirlos.

El cambio no es solo técnico: es estratégico. Ya no se trata de “hacer más con menos”, sino de replantear cómo se hacen las cosas desde su origen.

Documentos que se entienden solos

El sector asegurador vive de los documentos. Formularios de evaluación, pólizas, anexos, partes de siniestros, informes periciales, facturas, comunicaciones legales… Toda esta información entra por canales diversos, en formatos distintos y bajo criterios que muchas veces escapan al control humano.

Con tecnología OCR combinada con IA, los sistemas de automatización pueden leer, extraer, clasificar y archivar esta información sin intervención humana, asociándola automáticamente al expediente adecuado. El resultado: más rapidez, más precisión, y más control. Todo queda organizado, disponible y trazable, listo para responder tanto a un cliente como a un regulador.

Finanzas sin sobresaltos

En el corazón del negocio asegurador están las cifras: primas cobradas, pagos por siniestros, reservas técnicas, coaseguros, reaseguros, flujos de caja y más. Cualquier error, por mínimo que sea, puede tener consecuencias significativas. La automatización aporta un control exhaustivo: calcula, verifica, consolida y reporta.

Además, es capaz de detectar patrones inusuales que podrían estar relacionados con fraude, aplicar reglas personalizadas por producto o canal, y preparar informes financieros en tiempo real, alineados con las exigencias internas y regulatorias. Todo ello sin sobrecargar a los equipos humanos, que pueden centrarse en el análisis y la estrategia.

Regulación en tiempo real

Cumplir con la normativa no es una tarea puntual: es un proceso continuo. Cada cambio legislativo implica ajustar procedimientos, generar nueva documentación y estar preparado para auditar cada paso dado. La automatización permite recopilar y verificar documentación, mantenerla actualizada y disponible, y generar informes conforme a los requisitos de organismos como la Dirección General de Seguros.

Lo mejor: esta labor no interrumpe el trabajo del equipo, no se ve afectada por bajas o picos de trabajo, y no depende de la memoria de ningún profesional. La automatización garantiza cumplimiento desde la estructura misma del proceso.

La gestión de siniestros ya no espera

Cuando ocurre un siniestro, cada minuto cuenta. La experiencia del asegurado se mide en claridad, agilidad y resolución. Y eso solo puede garantizarse si los procesos están diseñados para responder sin fricción. La automatización permite gestionar desde la recepción del parte hasta la verificación de documentos, el cálculo de indemnización y la notificación al cliente.

Además, las soluciones actuales pueden comunicarse automáticamente con el cliente, solicitar documentos faltantes, hacer seguimiento de expedientes y aplicar lógicas distintas según el tipo de cobertura o canal de entrada. Esto genera una experiencia homogénea y predecible, lo que refuerza la confianza del cliente en momentos críticos.

Mucho más que ahorro de costes

Sí, la automatización reduce costes. Pero ese no es su mayor valor. Permite escalar, responder con agilidad, anticiparse y adaptarse sin depender del tamaño del equipo. Y eso es especialmente valioso en un sector que debe estar preparado para lo imprevisible.

Las aseguradoras que han empezado este camino no solo han ganado en eficiencia; han redefinido su modelo de atención, han reducido sus tiempos de respuesta y han mejorado su relación con el cliente. Lo han hecho mediante soluciones que pueden implementarse en semanas y que devuelven el retorno de la inversión en menos de seis meses.

El futuro no se improvisa. Pero sí se puede automatizar. Y las aseguradoras que lo entiendan primero serán las que mejor acompañen al cliente cuando más lo necesita.